Boda en el Amazonas

BODA EN EL AMAZONAS

DIA 1

Nunca fui de esos que creen en el "amor de mi vida", más aún tras el tercer divorcio de mi madre. Esa puede ser una de las mayores razones por las que tampoco estaba interesado en la boda de mi mejor amigo Rodri. Sin embargo, al ser nombrado padrino de bodas, me vi envuelto en varias cuestiones ligadas al "amor verdadero". Organización del evento, invitaciones, ubicaciones de los invitados en el lugar, trajes, arreglos florales y la comida que sería servida ese día, era todo de lo que mi amigo hablo durante los meses previos a la boda. Pero, el peor de los problemas era la ubicación, la selva tropical. 

Está claro que, para mí, un hombre de ciudad, no habia nada más alejado de mi zona de confort. De mi casa rodante, invadida por los bocinazos y gritos de la ciudad de Nomaria, a una cabaña de dos pisos en el medio de la nada, con sonidos de mosquitos y varios animales, hay una enorme diferencia.

- Solo son unos días luego te iras - pensé, mientras arrastraba mi valija por las maderas antiguas de una terraza, y llegaba finalmente a la puerta. La antigua madera desplegaba un enorme número cinco, tallado a mano.

Saqué las llaves de mis bolsillos como pude, y al entrar fui recibido por la madrina de bodas, que se encontraba con las piernas estiradas en dos sillas y con un coco en su mano. 

- No necesito limpieza de habitación todavía, solo olvide dejar el cartel de "No molestar" - afirmo la mujer, que miraba a través de un enorme ventanal a la selva.

- No soy de la limpieza - respondí, apoyando mi valija en la puerta - Pero creo que me dieron la llave equivocada.

En ese momento, ambos cruzamos miradas y pude reconocerla. Se trataba de Clara, la hermana de la futura esposa. Había oído que era una actriz muy ocupada y que estaba filmando una película, a la espera de conseguir su primer Oscar con el protagónico. Pero no esperaba conocerla hasta la boda, y mucho menos que me la encontraría de esta manera. A la actriz no le tomo mucho tiempo volver a ignorarme, y continuar mirando por la ventana. Decidí no darle mucha importancia, pensando la mejor manera de solucionar la situación. Me encontraba en la puerta de una habitación, en la que claramente no me iba a hospedar. Estaba claro que era un simple error administrativo, y al hablarlo con mi compañero se resolvería fácilmente. Pero localizar a mi amigo, en medio de la lluvia tropical del Amazonas, no sería tan fácil.

- ¿Podrías retirarte de mi habitación? - exclamo Clara, levantándose de la silla en la cual se encontraba sentada y acercándose a mí.

- Lo siento, está lloviendo a cantaros fuera. ¿Podría quedarme un momento aquí? - pregunte dándome la media vuelta. La actriz parecía no importarle demasiado mi situación, así que añadí - Solo serán unos minutos, para poder llamar a la recepción y averiguar cuál es mi cuarto. Al resolver eso me iré rápidamente de aquí.

La actriz se quedó en silencio, mientras me escaneaba con su mirada de arriba abajo. Su cabellera azabache brillaba reflejando la luz artificial de la habitación, resaltando aún más sus ojos verdes, que me miraban por encima de unos lentes de sol. Vestía una remera corta rosada y unos jeans negros, que lucía como si fuese una modelo de revista.

- Has lo que quieras, pero vete lo antes posible - respondió acomodándose los lentes y dirigiéndose hacia la parte superior de la cabaña. 

- Actrices - pensé acomodando mi equipaje contra el perchero, y luego cerrando la puerta de la cabaña. 

Mire entonces a mi alrededor, la cabaña era verdaderamente espaciosa y acogedora. Decidí encargarme de lo importante y no divagar, así que me senté en el sillón, saque mi teléfono y llame a la recepción. Observe por la ventana, a la espera de una respuesta a mi llamado, mirando como las gotas caían por la ventana. 

- Cabañas "Amazonian" ¿En qué puedo servirle? - respondió la recepcionista. 

- Buenas tardes, me han dado la llave equivocada. Estoy aquí por la boda de Rodrigo Pinot, necesito saber cuál es mi habitación y que me acerquen la llave correcta, a la habitación cinco - expliqué mientras sacaba mis cigarrillos de mi pantalón - Mi nombre es Alejandro Cruz.

- Un momento, señor Cruz veré que puedo hacer para resolver su situación. Aguarde solo un momento - afirmo la recepcionista, dejándome en espera con una música de elevador. Unos minutos después, la recepcionista respondería algo inesperado - No ha sido una equivocación, el señor Pinot pidió que las habitaciones fuesen entregadas de esa manera.

- Pero yo no puedo quedarme en esta cabaña ¿Puedo pagar por una por fuera de lo cubierto en la boda? - cuestione confundido por el accionar de mi amigo.

- Lamentablemente eso no va a ser posible señor, ya que el complejo se encuentra lleno - informó la recepcionista.

- De acuerdo, gracias por la ayuda - dije antes de cortar la llamada. 
Esto era un problema más grande del que esperaba, mi propio amigo me habia dejado en esta situación. Acto seguido tome mi teléfono y lo llame, estaba claro que sería el único capaz de darme una respuesta coherente. Nuevamente me encontraba a la espera de que me contestasen el teléfono, por lo que decidí mirar por el enorme ventanal que se alzaba frente a mí. Podía ver una pequeña cascada oculta entre la selva, era como un pequeño paraíso secreto.

- Ey ¿Qué paso amigazo? ¿Está todo bien? - respondió Rodri entre risas.

- Amigo me explicas ¿Qué carajo hago en la cabaña de Clara Esposito? - exclame volviendo a sentarme en el sillón - Si es una broma estuvo buena, pero ya está.

- Tranquilo amigo, creímos con Lau que sería bueno para ambos que se conociesen. A fin de cuentas, los dos juegan un rol importante en la boda - dijo Rodri, que parecía ignorar mi disconformidad con la situación. - Además no crees que te servirá de inspiración. La última vez que nos vimos, dijiste que tu editor te habia pedido que profundizaras el vínculo romántico de tus protagonistas. ¿Qué mejor manera de hacerlo que conviviendo con una mujer?

- Eso no te da derecho a decidirlo por mi - reclame, recordando uno de los peores aspectos de Rodri: su impulsividad.

- Solo son unos días, no es como que tengas que convivir con ella para siempre. Además, ambos tienen que hacer varias cosas juntos en la boda, así que tómalo como una oportunidad para conocerse mejor - afirmo mi amigo riéndose nuevamente - En fin, disfruta de la boda y nos vemos en el ensayo mañana.

Tras estas palabras mi amigo cortaría la llamada, dejándome con mucho que decir y pocas respuestas. Me encontraba nuevamente donde había iniciado, en la cabaña de una diva y sin forma de no comprarme un problema.

Por suerte, me percate de que mi situación no era tan grave. Ya que, para Clara, sería un problema aun mayor que para mí la situación. Una actriz tan famosa como ella, en una cabaña con un don nadie como yo, podría ser una escandalosa noticia que la prensa estaría ansiosa por tener.

Decidí que era un buen momento para fumar mis cigarrillos, así que abrí la ventana y, mientras observaba el incesante flujo de la lejana cascada, encendí mi primer cigarrillo del día.

Al bajar las escaleras la actriz vestía una remera rosada con un osito en el medio, que dejaba su abdomen al descubierto, y unos pantalones rosados brillantes. Al notar mi presencia, la actriz se ruborizo y se avergonzó un poco.

- ¿Acaso no te ibas tras hablar con recepción a tu habitación? - exclamo la actriz sin poder mirarme a los ojos.

- Lamentablemente, no ha ocurrido ninguna equivocación así que estamos en esta situación hasta que terminé la boda - respondí tras largar el humo por la ventana. La actriz se notaba incrédula de mis palabras, así que añadí antes de dar la siguiente calada - Si no me crees pregúntale a Laura.

Acto seguido la actriz subiría las escaleras, para encerrarse en su habitación y hablar por teléfono. Mi espera duraría unos cuantos cigarrillos, hasta que la actriz bajo y se sentó de brazos cruzados en el sofá. 

- Dada la situación en que nos encontramos, deberíamos establecer reglas para la convivencia - afirmó la actriz agarrando una revista de moda y abriéndola dispuesta a leerla.

- Si no queda otra, será lo mejor para ambos - respondí, sacando mi caja de cigarrillos y sacando uno para continuar fumando.

- Primera regla, no subir al segundo piso. Tienes dormitorio, baño con ducha y la cocina en este, así que no hay necesidad que subas - afirmo la actriz sin levantar mirada de la revista y solo levantando su dedo índice derecho. 

- ¿Ni siquiera en caso de emergencias? - le cuestione largando el humo hacia el exterior.

- Llegado el caso, te daré permiso en ocasiones especiales - respondió ella aun sin levantar la mirada de la revista y utilizando su dedo para pasar de página. Acto seguido levantaría su dedo medio y continuaría enumerando ³- Segunda regla, un poco obvia, pero sin duda necesaria. Nada de fotografías en la cabaña o cosas tuyas fuera de tu habitación. No quiero evidencia de que convivo contigo, en esta cabaña.

- Algo esperable de una estrella tan prominente - pensé mientras asentía y daba una pitada a mi cigarrillo.

- Última regla, no hablaremos, a menos que esté relacionado a la boda y su logística. Así que nada de "te hice el desayuno, roomie" o esas cosas - exclamo levantando el dedo anular y tras bajar la revista, preguntaría seriamente y mirándome por primera vez a la cara - ¿Te quedo claro?

Me perdí por un momento en sus brillantes ojos miel, pero tras unos momentos me recompuse. 

- De acuerdo, tenemos un trato - replique extendiendo mi mano hacia ella. Clara se limitó a estirar la revista en dirección a mi mano, la cual tomé y sacudí a forma de extraño apretón de manos, para cerrar el acuerdo. Tras el acuerdo y terminar mi cigarrillo, decidí buscar mis cosas y colocarlas en la habitación. Cerrando la ventana, me dirigí a buscar mi maleta y luego la llevé a la puerta a la derecha de la cocina.

Al abrirla, encontré lo esperable una cama simple, una mesita de madera con un velador vintage sobre esta, un televisor antiguo y debajo de este una vieja cómoda. Vacié el contenido de mi valija en los cajones, y luego la coloqué debajo de la cama. Lo único que deje fuera fue mi computadora, me apetecía despejarme un poco y volcarme a mi novela nuevamente.

Las novelas eran mi pasión desde que tengo memoria, el poder contar una historia extensa, y que sus personajes vivieran en un mundo, como héroes, villanos, princesas o monstruos. Pero a la hora de relatar, describir o enumerar características románticas o amorosas, mi mente se ponía en blanco. Sabía lo que era el amor fraterno, algo que tenía con mis amistades o familiares, pero nunca me había podido volcar a una relación de pareja seria. Por lo cual, al terminar el primer libro de mi saga, mi editor me pidió que debiese reforzar el vínculo romántico entre los protagonistas. 

Al encender la computadora y abrir el archivo de Word. Me senté en la cama, frente a la novela con la mente en blanco. La emoción y el deseo de reescribir se esfumaron, sin embargo, instintivamente abrí un nuevo archivo. El inicio del segundo libro de mi novela comenzó en ese momento. Las aventuras, conflictos, personajes nuevos y todas mis ideas se volcaron a lo largo de diez páginas. Pero mi momento de inspiración, seria interrumpido por un golpe en mi puerta. Guardé el archivo y me dirigí a la puerta. Al abrirla me encontré a Rodri, el cual estaba vestido con la ropa de excursión. Habia perdido la noción de tiempo y espacio, por lo cual, habia olvidado la cantidad absurda de actividades que "la parejita feliz". Estas incluían desde la cena ensayo hasta la excursión por la selva de hoy.

- ¿Listo para algo de turismo aventura? - pregunto Rodri entrando a la habitación y cerrando tras de si - ¿o acaso estas un poco disperso con la belleza de mi futura cuñada?

Estaba escribiendo, aunque no lo creas sigo teniendo trabajo - replique sacando un pantalón de jogging y las zapatillas viejas, que prepare previendo la tediosa actividad. - Dame cinco que me cambio y salgo.

Rodri asintió y, con una sonrisa de oreja a oreja, se retiró de la habitación. Me cambie rápidamente. Al salir fui recibido por Rodri y Laura, preparados y a la espera de Clara. La actriz bajo finalmente las escaleras con unas hermosas zapatillas blancas, unos pantalones de diseñador y una chaqueta de cuero rosada, con una estrella dorada en su espalda.

- Vámonos - dijo la actriz dirigiéndose hacia la puerta, antes de que cualquiera pudiese informarle la actividad, que la sorprendería de la peor manera. Llevando a que Clara gritara - ¿Caminata a través del Amazonas?

- Así es señorita nos dividiremos en algunos grupos, para recorrer los alrededores del complejo - exclamo el sonriente guía brasileño.
 
La actriz cruzo sus brazos, y cual niña caprichosa hizo un puchero. El guía la ignoro completamente, mientras repartía a los participantes de la excursión en grupos. Por cuestiones del destino, termine con un grupo de españoles, acompañado de la diva. La excursión comenzó, el guía nos fue llevando por diferentes reservas y lugares exóticos. La fauna y flora era imperdible para la mayor parte de los participantes, excepto para Clara.  Como típica estrella e influencer, los primeros minutos saco un montón de fotografías. Pero tras unas horas de larga caminata, Clara comenzó a sufrir los efectos de su inadecuado calzado. 

- Me duelen los pies voy a descansar un momento - afirmo la actriz sentándose sobre una piedra.

Me detuve junto a ella, y decidí tomar un poco de agua para refrescarme.

- Deberíamos continuar antes de que... - exclame antes de percatarme que el guía y nuestro grupo había desaparecido. Comencé a mirar a nuestro alrededor, lo único que pude ver fueron unos monos y aves, que disfrutaban de su hábitat natural. Mi observación sería rápidamente interrumpida.

- Vamos a morir - exclamo Clara que miraba desesperada y aterrada unas hojas - Soy muy joven para esto, que alguien me salve.

- Tranquilízate, vamos a avanzar un poco más seguramente estábamos volviendo - afirmé mientras me acercaba, posteriormente señalando unos nudos en un árbol cercano añadí - Si seguimos estos nudos volveremos a un lugar civilizado, o nos cruzaremos con otro guía en nuestra búsqueda.

- Vamos a morir y encima se me rompió el taco - afirmo la actriz zarandeando el taco frente a mi cara.

En ese momento, me coloque de espaldas, me agache y le indique que se subiese. La actriz le tomo unos segundos decidirse, pero finalmente a regañadientes subiría a mi espalda.

- Solo te dejo hacer esto, porque no hay otra opción - explico la actriz tras acomodarse y agarrar fuertemente mis hombros.

Camine lentamente siguiendo los nudos hasta que finalmente llegamos a la cascada, que se veía desde la habitación. Al llegar a la entrada, baje a Clara y la deje para ir a avisar a la administración que nos encontrábamos bien. Al llegar allí me encontré con Laura, la cual se veía verdaderamente preocupada, y a Rodri hablando con la recepcionista, buscando la forma de localizarnos. 

- Estamos bien - afirmo acomodando mis hombros - Si estas preocupada por Clara, está en la habitación. Laura deberías hablar con ella. 

Laura agradeció con un simple gesto y se retiró rápidamente de la recepción. Rodri se acercó a mí, me miro por unos segundos y me abrazo. 

- Me alegra que te encuentres bien - dijo mi amigo al soltarme y riéndose de la situación - Estoy seguro de que pasaste un buen rato con Clara.

- Si te dijera no me creerías - respondí dirigiéndome también hacia afuera. Rodri siguió mis pasos y ambos sacamos un cigarrillo de nuestros respectivos paquetes - Por suerte estuve atento en biología.
Ambos reímos, como cómplices de una maldad hecha por los niños en clase al profesor. Rodri se terminó su cigarro y estiro sus brazos, observo como una leve llovizna comenzaba a caer en el selvático complejo.

- Al menos está siendo un viaje entretenido, ¿te sientes inspirado? – pregunto Rodri mientras apagaba su colilla y la tiraba en el cenicero junto a él.

- Supongo, espero que tu discurso me de algunas ideas – afirme siguiendo sus pasos y estirando mis piernas – Estoy seriamente agotado me parece que debería descansar, para recuperarme de llevar cargando a tu cuñada.

- Probablemente la pasaste muy mal, cargando a una actriz famosa por su belleza – replico sarcásticamente mi amigo dándome unas palmadas en el hombro, luego dándose la vuelta y adentrándose en la recepción. Por mi parte, note que mi amigo aún estaba dudando por la situación actual; su última relación no habia terminado de la mejor manera, ya que su ex lo dejo por otro tras años de estar con ella.

- Todo ira bien - afirme colocando mi mano en su hombro. Mi amigo me miro sonriente, pero en sus ojos aún se veían dudas. - Ella te ama tanto, o más de lo que tú la amas.

- Lo es - replico este sacando un segundo cigarrillo del paquete. Tras encenderlo y darle una calada, respiraría añadiendo - Lo bueno es que esta vez estás conmigo, siempre has sido una especie de amuleto de la suerte. 

Me toma por sorpresa su afirmación y me limito a encender un cigarrillo para no responder. Laura me salva de tener que hacer nada al llegar nuevamente a donde nos encontramos, se le nota más calmada y relajada, aunque parece no estar muy contenta con algo. 

- Lamento que hayas tenido que lidiar con esta situación - dijo ella mirándome con vergüenza.

- Tranquila, de todos modos, no soy muy fanático de ir a campo traviesa. Solo me ha dado una excusa para salirme velozmente de la guía - replique para darle algo de tranquilidad. Terminé mi cigarrillo unos momentos después y añadí - Si me disculpan tortolos me iré a descansar, así mañana arranco con ganas la otra actividad. 

Saludé a la pareja y me dirigí hacia la habitación para lograr descansar. 

DIA 2


Tras una buena noche de descanso, el sol matutino me despertó, ya que había olvidado cerrar las cortinas. Me levanté rápidamente, me vestí y me dirigí hacia la cocina. El único sonido era el cantar de las aves, que resonaba por la cocina comedor, dando belleza natural a la vacía cabaña. Me acerque a la heladera aun bostezando y observe que había dentro. Esta tenía bastantes bebidas, pero nada de comer. Mire el reloj que colgaba sobre el sillón, eran las nueve de la mañana. Una buena hora para desayunar, supuse que la actriz ya habría desayunado y recordé que había un buffet de todo lo que puedes comer.

Sali por la puerta principal, caminando tranquilamente por el recinto hasta llegar al buffet. Allí varios grupos estaban sentados, aunque se le notaba bastante vacío. Los comensales disfrutaban de frutas exóticas y variedades muy amplias de alimentos para el desayuno, aunque comían variado sus platos eran abandonados con facilidad. Un cartel, junto a un taburete con una mujer detrás de este, indicaban una recepción donde tomaban lista.

- Bom día, welcome, bienvenido. – exclamo la mujer sacando un listado.

- Buen día, soy Alejandro Cruz de la cabaña cinco. Quisiera desayunar – respondí mientras tocaba mi bolsillo para sacar mis cigarrillos – Ah, por favor póngame en una zona de fumadores.

- Ciertamente señor Cruz, ¿Desayunara usted solo o esperamos a alguien más? – pregunto la recepcionista tras marcar algo en la lista.

- Seré solo yo, asumo que la otra huésped desayuno antes que yo o lo hará por su cuenta en un rato – replique amablemente mientras sacaba el encendedor de mi bolsillo.

- Perfecto sígame entonces, le llevare a su mesa en el sector fumador – afirmo la mujer indicándome que la siguiese. Caminamos a través de la zona visible hasta una un poco más lejana que era al descubierto, a pesar de ello se sentía un lugar fresco. – Por favor absténgase de fumar cuando ingrese a buscar comida del self-service, de preferirlo puede indicar a mi compañera que desea además de café u otras bebidas calientes.

La mesa era redonda con dos bellas y antiguas sillas de madera, bien cuidadas y cómodas. Al sentarme me sentí, verdaderamente en paz como hacía tiempo que no me ocurría. La moza se acercó a mi ofreciéndome el café o un té, le indique que prefería un café y si pudiera acercarme un poco de leche, esta sirvió el café y unos momentos después me trajo un jarro pequeño con leche. Servi la leche sobre mi taza de café, y tome un sorbo. Comencé a intentar sacar un cigarrillo de la caja, pero decidí que sería mejor servirme algo de desayunar antes de instalarme a fumar. Así que me levanté y me dirigí al self-service.

Al mirarlo me sentí un poco abrumado, pero a la vez mi apetito y ganas de comer crecieron exponencialmente. Habia de todo: Frutas; carnes; panes; facturas; yogures; croquetas y cosas fritas de todos los tipos. Me dirigí rápidamente al sector de los panes y me hice unas tostadas, también llevé una medialuna y un poco de fruta. Al tener todo me serví un exprimido de naranja y me volví hacia mi mesa. El aire exterior me continúo relajando, mientras comía la fruta que habia llevado refresco mi paladar y todo parecía darme un buen relajo. Encenderme el cigarrillo tras terminar de comer, era una de las pocas cosas que me hacían sentir como en casa. Mi situación de tranquilidad no duraría mucho, mirando hacia el exterior no me percataría de que alguien vendría y se sentaría en la silla frente a mí.

- Este lugar definitivamente es incómodo. Preferiría haberme traído a mi chef personal, pero no querría llamar la atención innecesaria – afirmo Clara tras sentarse en la silla frente a mí.

Observe como la actriz se quitaba su gorro de diseñador y lo dejaba a un costado de la mesa. Levanto rápidamente su brazo y chasqueo los dedos, acto seguido le indico a la moza que le trajera un Earl Gray. La moza se retiró en busca del té.

- ¿Qué haces aquí? No que no debían vernos juntos – pregunte tras largar el humo de mi cigarrillo.

- Mi hermana me pidió que te agradeciera por lo de ayer – se excusó ella cruzando sus piernas y brazos – Aunque creo que debería haber esperado a que terminases de desayunar, el olor a tabaco me da asco.
 
- ¿Acaso una diva como vos no fuma? ¿Cómo logras lidiar con el estrés sin hacerlo? – le cuestione apagando mi cigarrillo en el cenicero.

- Simplemente no hay porque estresarme, soy una actriz famosa y siempre obtengo lo que quiero – replico Clara que dirigió su mirada en busca de la moza con impaciencia – En fin, te agradezco tu ayuda ayer y espero que convivamos mejor a partir de ahora.

Agradecí el gesto con un simple movimiento de cabeza, mientras la diva se retiraba en busca de su desayuno. Me sentí aliviado de que no se viera un problema a la vista. Tal vez la diva, no era tan diva después de todo. Ella volvió con bastantes frutas en su plato y una simple tostada con queso. Su cabellera azabache destacaba entre todos los bellos colores que brillaban en el comedor, era como si ella fuese una especie exótica en un hábitat que era claramente distinto al suyo.

La moza se dirigió a la mesa con la bebida, era una taza y una bella tetera. La coloco sobre la mesa un momento y puso la taza frente a la actriz, sirviendo posteriormente en la taza. La hirviente infusión se vertió sobre la bella porcelana, brillando con un color carmesí. Por estas razones, me sorprendería que en un parpadeo la taza estuviese en el suelo, y la infusión se encontrase desparramada por el suelo.

- Acaso tratas de matarme, con este calor no puedo beber algo así de caliente. Ve y prepáreme un té helado – exclamo enfurecida la actriz. Acto seguido, intento lanzarle una cachetada a la moza, pero sería detenida por mi mano.

- Acaso eres estúpida, crees que el mundo gira alrededor tuyo. No deberías maltratar a alguien solo porque no hace lo que vos querés – afirme fuertemente enojado. La actriz me miro desconcertada, antes de levantarse y retirarse hacia la cabaña nuevamente. Miré a la moza y añadí, dejando propina en la mesa – Me disculpo por lo que acaba de hacer pon la porcelana en la cuenta de la cabaña, y toma el dinero en la mesa por tus molestias.

Me levante de la mesa y observe que el desayuno aún se encontraba allí. Decidí pedirle a la moza llevarme el plato, y tras que ella accediese lleve el desayuno de la diva a la cabaña. Lo cubrí con unas servilletas y lo lleve hasta la cabaña, al entrar deje las cosas en la heladera.

- Demonios, siempre lo mismo dejo que mi peor lado salga a la luz. Todo con tal de que el otro no se acerque – exclamo una voz desde la parte de arriba de la cabaña – Encima ni siquiera puedo tener una charla normal con un chico, la puta madre.

Me mantuve en silencio por un momento. Deseaba decir algo, capaz convencerla de que todo estaría bien. Pero solo pude hacer una cosa.

- Te deje algo de frutas en la heladera, ya que no terminaste de desayunar – exclame tras acercarme al borde inferior de la escalera.

No hubo respuesta. Me fui a mi habitación para tomar un bloc de notas y salí a la terraza. Sentado en el sillón exterior, comencé a tomar notas sobre lo acontecido e ideas nuevas para reforzar los elementos de romance en mi novela. Pensaba en un romance y me asqueaba, sin embargo, sabía que la historia se dirigía en esa dirección. Necesitaba intentar unir a mis protagonistas a través del amor, pero ¿cómo podía escribir sobre algo que nunca había experimentado? El enamoramiento era algo para lo que mi pasión de escribir no daba tiempo, debía lograr mejorar mi estilo o me quedaría sin trabajo. Baje mi mirada, mis notas estaban llenas de clichés e ideas tontas. Este tipo de romance no sería el que quería lograr entre mis personajes. Eran muy diferentes y debía surgir de manera natural, pero si siguiera mis notas se sentiría forzado como si ellos tuvieran que estar juntos. Me rasque mi cabeza, confundido sobre cómo lograr unirlos. Nada ninguna de mis ideas me convencía. Lance el bloc de notas al suelo enfurecido, esto era imposible. Entre nuevamente a la cabaña, para dejar mi bloc de notas.

- Es hora de un descanso, aprovechare para relajarme en la cascada. Un refrescante chapuzón calmara mis ansias – pensé para mí mismo, tras ponerme el traje de baño en mi habitación.

Unos momentos después estaba en las cataratas frente a la habitación, había leído en la recepción que se decía que eran aguas curativas y mágicas. Según una leyenda debería brindar lo que busca a quienes se sumergiesen en sus aguas. Me lance al agua con tranquilidad, era un agua limpia y clara, pero la cascada la hacía turbulenta, dándole una sensación de flujo como si fuese una ducha. Me sumergí en la profundidad del agua, y sentí una sensación de relajación, mis problemas desaparecían cuanto más me hundía. Toqué el fondo y salí a la superficie, el aire se sentía helado a pesar de estar a 25 grados. Me recline contra el borde de unas pequeñas maderas que había junto a la cascada, se trataba de un pequeño muelle donde había unas escaleras para salir.

- ¿Te molesta si me uno a la pool-party? – pregunto Clara mientras se me acercaba al muelle pequeño.

- Claro, solo espero que sepas nadar. No quiero tener que salvarte si te ahogas – respondí entre risas. Al levantar la mirada pude notar una bella piel clara, que exhibía un bikini rojizo. La sonriente actriz aun portaba el bello sombrero, que habia llevado al desayuno y unos enormes lentes negros.

- Se nadar, así que puedes estar tranquilo – afirmo ella colocando lentamente sus pies en el agua – Aunque, estaré atenta por si te da un calambre.

La actriz se sumergió bajo el agua y luego salió ondeando su pelo. Al salir suspiro, y meneo su cabello haciendo llover gotas en diferentes direcciones. Se le podía ver sonriente, estaba genuinamente feliz.

- Creí que no sabias que era la diversión – exclamé entre risas y posteriormente nadando hacia la catarata. La actriz me miro sorprendida, y se acercó hacia la cascada junto a mí. Se coloco enfrente mío, con cierta vergüenza en su cara.

- Claro que se divertirme, solo que no he estado en mi mejor momento – respondió Clara con la cabeza baja – Pero si no me crees…

- La mano de la actriz se movió rápidamente contra el agua, salpicándome y haciéndome tragar agua. Escupí el agua que habia tragado y lancé mi contraataque, comenzamos a salpicarnos el uno al otro como si fuésemos niños pequeños. Las risas invadieron el ambiente, y poco a poco comenzamos a estar cada vez más cerca. La guerra de agua finalizo con ambos enfrentados y mirándonos a los ojos. Sentí una extraña sensación en mi cuerpo, pero antes de que algo pasase me di media vuelta y me dirigí hacia el muelle, saliendo del agua.

- Te traeré una toalla, no sera divertido que te resfríes teniendo la cena de ensayo esta noche – afirme tras pararme en las maderas del muelle, mientras sacudía mi cabello.

- Me dirigí rápidamente hacia la cabaña, estaba confundido. Acaso habia tenido un momento con la actriz o solo se trataba de mi imaginación. Sacudí mi cabeza y me dirigí rápidamente al baño, para agarrar la toalla y llevársela a la actriz. Tras encontrar dos toallas, coloqué una sobre mi pelo y salí rápidamente hacia la cascada. Al llegar la actriz se encontraba de espaldas y no presto atención a que estaba llegando.

- Ten, sécate bien y luego deberías prepararte – dije estirando la toalla.

- Ah, em… si tienes razón – respondió esta ruborizada, posteriormente saldría de por el muelle y tomaría la toalla. Clara saco de mis manos la toalla y se recubrió el pecho, caminaría rápidamente hacia la cabaña y desaparecería de mi vista.
Unos momentos después, seguiría sus pasos y me sentaría en la terraza junto al ventanal para secarme con el sol. Me puse la toalla en el pelo y comencé a secármelo, para tratar de no mojar mi habitación. Aunque con el calor que hacía se secaría en un santiamén. Una vez seco me dirigí al interior de mi habitación, y preparé mi ropa para la cena de ensayo. Unos momentos después, me dirigí al baño y tras una ducha rápida estaba listo para la cena de ensayo. Tomé el saco de mi habitación y me dispuse a salir de la cabaña.

- Espera – exclamo Clara desde las escaleras. Al darme la vuelta vi como lucía un hermoso vestido dorado con diferentes detalles en negro, combinado con unos tacos negros como su cabello. Estaba verdaderamente preciosa. – Si no te molesta. ¿podrías acompañarme? Tengo miedo de caerme con estos tacos camino a la cena y arruinar mi vestido.

Extendí mi brazo a modo de cortesía para ayudarla a bajar las escaleras, ella tomo mi mano y nos dirigimos ambos juntos hacia la salida. El camino se sintió corto, a pesar de que pasamos un buen rato caminando, para evitar que se rompiesen los tacos de la actriz. Al llegar se veían las bellas mesas decoradas con unos manteles de colores variados, y flores de su mismo color sobre la mesa. En la entrada nos encontramos con Laura, que se encontraba extremadamente nerviosa, y Rodri, tratando de calmar a su futura esposa.

- ¿Puedo ayudar en algo? – pregunto Clara acercándose a su hermana, la cual se relajó al verla mejor.
Laura se separó con Clara para hablar un poco, dejándome con Rodri solos unos momentos. Mi amigo dio un fuerte suspiro, se le veía como si se hubiese sacado un peso de encima. Sonreí al verlo en esta situación, se notaba que deseaba que la situación se diese en condiciones y de disfrutar su futura luna de miel. Me acerque y el abrace con un brazo sobre el hombro. Rodri me sonrió y bajo la mirada.

- ¿Problemas en el paraíso? – pregunte con cierta preocupación. Mi amigo levanto la vista y sonrió.

- Solo quiero que todo se dé como deseo, por eso me preocupo – afirmo Rodri devolviéndome el abrazo. Luego señalaría hacia Laura y añadiría – Pero mientras este con ella, no importara.

Me alegre por él. Durante años había estado conmigo saliendo de bar en bar, despejándose de su trabajo y las críticas de sus padres. Sin embargo, siguió trabajando duro hasta lograr conseguir un ascenso. Luego tras una serie de salidas desastrosas conoció a Laura en una librería, donde iba a hacer fotocopias para el trabajo. Casualmente olvido su campera en el lugar y Laura amablemente lo llamo para informarle. Desde ahí tras un par de visitas más a la librería, mi amigo finalmente se armó de valor para invitarla a salir. Tras dos años de salir juntos, Rodri le propuso casarse.

Laura volvió hacia donde me encontraba, acompañada de Clara, parecía estar más relajada.

- Siéntense en la mesa de los girasoles, allí es donde los habíamos asignado. ¿Verdad cariño? – pregunto Rodri, separándose de mí y acomodándose el traje.

- Si, por favor apresúrense estamos por comenzar – respondió la novia tomando fuertemente del brazo a mi amigo.

Nos sentamos en la mesa amarilla con los girasoles falsos en el centro. Era un lugar bellísimo, la decoración y la organización funciono perfecta. Todos los comensales estábamos complacidos, y todo aconteció sin problemas. Brindamos comimos y bebimos con alegría, hasta bailamos.

Al terminar todos estaban agotados o demasiado borrachos como para seguir de fiesta. Por suerte, mis noches de parranda el alcohol no surtió un efecto tan fuerte en mí, el cual no sería el caso de Clara que se encontraba pasada de copas y apenas si se podía poner en pie. Note que necesitaba ayuda así que me acerque, cautelosamente al recordar el incidente de la mañana.

- ¿Qué tal si nos vamos a acostar? Ha sido una noche larga y todos están cansados – afirme sentándome junto a ella.

- Nooo, es muuuy tempaño pala ezo – respondió la actriz con una sonrisa de oreja a oreja.

- Vamos mañana sigue la fiesta, además deberías recomponerte – dije acercándome y colocando mi hombro bajo su brazo. Clara coloco su peso muerto sobre mí, a pesar de sentirme agotado me esforcé por cargarla hasta la cabaña.

- Eztoy zuper felis por mi hemaña – exclamo a los gritos mi acompañante, mientras la cargaba por el recinto hasta la cabaña.
Llegamos a la cabaña y con cierta dificultad logre abrir las puertas. Clara y yo tropezamos sobre la entrada, ella comenzó a reírse a carcajadas. Con cierto esfuerzo cargue a la actriz, y me percate de que debía subirla por la escalera.

- Ok debemos subir, lento pero seguro. Confía en mí y llegaremos en unos momentos – afirme mientras la colocaba nuevamente su brazo sobre mis hombros.

- Nopo, te dishe que no subieraz – dijo la actriz resistiéndose.

-Si no lo hago, no subirás a ningún lado y dormirás en el sillón – respondí con seriedad, mirando a la resignada Clara, que se limitaría a asentir con la cabeza.

Lentamente subimos los escalones con cuidado, cada uno me daba más miedo de caernos, pero por suerte logramos llegar a la habitación. Era tan caótica como se esperaba, llena de vestidos diferentes colgados en el armario abierto, variados sobreros colgados en un bello perchero de madera y toneladas de maquillaje sobre la varios de los muebles. La cama estaba desarmada con varias almohadas en el suelo.

Recosté a la actriz en la cama, acomodando su cabeza suavemente sobre la almohada y cubriéndola de la mejor manera posible con las sábanas. Tras acomodarla para que descansar, Clara se dio la media vuelta y se acomodó sobre la almohada. Me devolví a la fiesta para avisarles a los novios que todo estaba bien. Los novios me saludaron con sus manos, mientras me iba hacia la cabaña. La llovizna por suerte no me molesta y llego a penas húmedo a la cabaña. Al ingresar me decido a darme una ducha para secarme y recostarme, tras el largo día de actividad física. Junto mi ropa rápidamente y me meto a la ducha, a pesar de estar en la selva me permite tomar una ducha similar a como las que me doy en casa.

Salgo vestido, con planes de dirigirme a mi habitación, pero antes me acerco a la escalera. Escucho un suave respirar que me deja tranquilo y me voy hasta mi cama. Recostado revivo en sueños el día, hasta que el trinar de las aves tropicales me despertó. Me visto con una remera y unos shorts, para disfrutar bien del clima tropical. Sali de la habitación y observe el día soleado que había en el exterior, la luz brillaba por la terraza y definitivamente me daba una sensación paradisiaca. Decido salir a disfrutar del sol y fumarme un cigarrillo para relajarme, la paz me invade al apoyarme en el barandal y encender el tabaco.

Observe la naturaleza mientras el humo recorría mi cara. Los animales paseaban por ahí sin preocupaciones, hacen que me olvide de mi amor por la ciudad y su caos. Algo extraño llama mi atención en la distancia. Veo a alguien nadando en el lago frente a mí, que se dirige hacia la pequeña catarata. Tras terminar mi cigarrillo decido acercarme y saludar, al reconocer que se trata de Clara. Al llegar a la catarata observo como ella se sonríe, mientras el agua de la catarata recorre su cuerpo y disfruta de un momento relajante.

- Buenos días - afirme sentándome sobre una roca cercana.

Ella se sorprendería al oírme, tras unos segundos se le vería con ciertos nervios y ruborizada.

- ¿Qué haces? - dijo ella cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado. Luego bajaría al agua y se acercaría a donde me encuentro, mirándome algo enfurecida - Estaba meditando y me has arruinado la concentración.

- Lo sien... - trate de afirmar antes de recibir una salpicada en toda la cara. Clara se río, mientras me secaba la cara con mi remera y comencé a reírme también.

Veo que se andan divirtiéndose - exclamo una voz detrás de mí, al darme vuelta me percate de que se trataba de Laura, la cual tenía un vestido de verano, unas sandalias y un sobrero de paja que le cubría del sol.

Clara en ese momento, se silenció en seco y salió rápidamente del agua cubriéndose con una toalla que habia traído previamente. Se sentó junto a mi para escurrirse su cabello y luego se dirigiría para cambiarse en la cabaña, dejándome solo con Laura que veía a su hermana dirigirse hacia allá. Unos segundos después sería sorprendido, por algo inesperado.

- Lamento haberte encasillado con ella, sé que puede ser difícil de convivir con sus actitudes - afirmo Laura, sonriéndome. - Pero Roro siempre dice que tienes una solución para todo y lo has ayudado incontables veces a resolver sus conflictos. Así que pensé que sería bueno que Clara se contagiase un poco de tu optimismo, más ahora que lucha por inspirarse para su rol protagónico.

- Supuse que solo quería inspirarse y por eso habia venido a verlos a ustedes - repliqué, mientras repetía inconscientemente mi razón para ir.

- Para nada, le dieron los días porque la escucharon charlando conmigo y diciendo que no daban las fechas. Están filmando escenas con su coestrella en las que hace otras cosas o esta conflictuado por la falta de su "enamorada" - dijo Laura con cierta preocupación - Solo espero que esto le ayude, ya que este papel podría hacer que su carrera crezca muchísimo.

Observe la cabaña en la distancia, comenzando a refeccionar. Nuestras situaciones no eran tan diferentes, ella se encontraba luchando por encontrarse con su personaje y yo con la historia que intentaba escribir hace años. Está claro que todos pasamos por dificultades y lidiamos con ello a nuestra manera, sin embargo, algo dentro de mi resonó. Unos segundos después, sacudí mi cabeza y me refresqué la cara con el agua de la catarata.

- ¿Hoy que actividad tenemos? - pregunte a la novia que aun parecía inmersa en sus pensamientos. Al oírme Laura parece volver en sí, su expresión parecía la de alguien que se despertó de un sueño profundo con una sacudida de un tercero.

- Emm... Creo que hay un show de talentos - replico ella, rascándose la cabeza. Tras unos segundos, se golpearía la cabeza suavemente con la mano, luego indicándome con la mano a donde ir - Vámonos al salón allí podremos ver, e incluso participar ya que es para que los invitados de la boda se anoten ¿Algún talento oculto que pueda sorprender a todos?

- Mi talento no es tan llamativo - afirme entre risas, mientras me levantaba y sacudía la tierra de mis pantalones - Aunque me sé un par de chistes, pero son demasiado malos. Solo darían gracia a un niño de cinco años.

Laura rio junto a mí, mientras caminábamos en dirección a una especie de salón enorme. Un techo de paja se veía en la distancia, este se apoyaba sobre cuatro troncos rústicos que servían de pilares. Este lugar se encontraba lleno de sillas plásticas y tenía una escenario de madera con un telón verde gastado. Sobre este habia un micrófono y una silla, también detrás piano y diferentes instrumentos.

- Aquí serán los festejos, después de la ceremonia. Rodri insistió en ello por el karaoke, así podríamos subir y cantar. - afirmo la novia mientras nos acercábamos a una improvisada recepción. Al oír esto un escalofrió recorrió mi cuerpo al recordar viejos tiempos, en los que hicimos locuras en los bares cantando tras beber de más. Laura pareció notar mi preocupación y añadió - Aunque también hay una banda contratada.

Me mantuve en silencio, mientras recordaba aterrado la despedida de soltero y el caos producido. En esa noche de karaoke nos quedamos hasta las cinco de la mañana, desafinando y pasados de copas.
En fin, disfruta de la función – afirmo la novia dirigiéndose hacia la parte de adelante y me senté en la (Continuar para unir dos ideas)

DIA 3

- Mi hermana me dijo que te debía una, así que decidí invitarte la cena a modo de agradecimiento. Estaba a la espera de que salieras para ver que pedimos - afirmo la diva, bajando la revista y sacando una carta del servicio a la cabaña. - Corre por mi cuenta así que no te cortes.

- Creí que era un servicio de todo incluido en las comidas - dije mientras agarraba la carta. La actriz se mantuvo en silencio y acto seguido volvería a su revista. - Pues... Una hamburguesa no estaría mal. Tengo un antojo de algo que me recuerde a casa. 

- ¿Cual? - pregunto Clara, que en un rápido movimiento estaría viendo el menú junto a mí. Se encontraba algo cerca de mí y luego al percatarse se separaría añadiendo - De todos modos, no puedo comerla, el régimen que debo hacer para esta película es una mierda. Pediré un pollo con verduras salteadas, te lo encargo. 
 
Procedo a levantarme y acercarme al teléfono, tras una breve llamada me informan de que tengo que esperar un momento y llevaran todo a la habitación. Decidí sentarme a relajar nuevamente en el sillón, por su parte la diva estaba leyendo su revista relajada. La comida no tardaría mucho en llegar y el servicio a habitación golpearía contra la puerta, por lo que me levante de mi lugar hacia la puerta. Una amable y sonriente brasileña con una bandeja que tiene dos platos cubiertos con unas placas metálicas para que no perdiese el calor. Le agradezco con una sonrisa y le doy un poco de propina, tras colocar la bandeja en la cocina. La mujer me agradece en portugués y se retira. Llevo la comida a la mesa frente al sofá, coloco los platos y me llevo la bandeja y voy en busca de una bebida. Abro la heladera en búsqueda de algunas botellas, me encuentro con latas de guaraná y algunas otras gaseosas más. 

- ¿Te llevo algo para tomar? - pregunto aun observando dentro de la heladera.  

- Voss, de ser posible - respondió ella, sin levantar la mirada de la revista.

- No sé si sentirme alagado o aterrado, pero supongo que cualquier cosa sin gas te sirve ¿no? - afirme entre risas agarrando un agua saborizada y una guaraná. 

Lleve ambas bebidas a la mesa, tras sentarme en uno de los sillones del costado. Abrí mi bebida y me dispuse a comer mi hamburguesa, noté una sensación de que me estaban observando. A mi derecha unos golosos ojos miraban en mi dirección, pero no me miraban a mí, sino a mi hamburguesa.

- Un mordisco, no arruinara tu dieta - afirme extendiendo mi plato en su dirección. La diva levanto su mirada hacia mí y sus ojos se abrieron sorprendidos ante el ofrecimiento. - Aunque si no quieres...

Antes de que pudiera mover mi plato la diva agarro mi hamburguesa
y le dio un mordisco. Tras dejarla sonreiría por unos segundos, pero al verme sonreír también levantaría su revista y comenzaría a comer su pollo con verduras, mirando a la cascada del exterior. Terminamos de cenar y me comienzo a dirigir hacia mi habitación.

- Espera - exclamo la diva, me detengo por un momento y observo a Clara. Ella se queda unos segundos mirándome, y luego se acerca dándome un beso en la mejilla. Luego se dirige rápidamente a las escaleras no sin antes decir - Buenas noches.

Realmente confundido por lo que acaba de ocurrir, es como me voy a
dormir. 

R.A.MONSERRAT


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