Cincuenta balas

Era un jueves como cualquier otro para el detective Ramírez. El olor al viejo tabaco inundaba el vehículo, mientras el piloto abría su ventanilla y sacaba un chicle de su bolsillo. Ramírez observaba como su nuevo compañero, el detective Cortez, masticaba furiosamente y tocaba la bocina. 

Esta gente no puede ser más pelotuda, no entiendo como sacaron el registro - afirmo Cortez tras rebasar un taxi amarillento y desgastado - Encima claro después la culpa la tengo yo por ser un ansioso de mierda ¿no? 

Ramírez se mantuvo en silencio, disfrutando lo poco que le quedaba de su cigarrillo. Era su ritual, terminarse el pucho sin interrupciones le habia permitido cerrar sus últimos casos rápidamente. Podría decirse que el tabaco y la nicotina le hacían sentirse un Sherlock Holmes moderno, la única diferencia era que se encontraba en la ciudad de Nomaria, no en Londres. El auto finalmente se detuvo frente a la plaza, sacando rápidamente al absorto Ramírez de sus pensamientos. Ambos detectives descendieron del vehículo. 

La belleza del parque y su tan viva naturaleza, era opacada por el olor a putrefacción que desprendía el cadáver que allí se encontraba. El jardinero que había encontrado el cuerpo se veía aterrorizado, en sus ojos se podía observar cómo intentaba darle sentido, a lo que acababa de ver. La imagen del joven con más de cincuenta balas de gran calibre, recibidas de pies a cabeza, darían miedo a cualquier civil. Junto al testigo del caso un joven oficial tomaba notas, mientras que el jardinero intentaba relatar los hechos.

Este va a ser un caso interesante, pero eso significara una pila enorme de maldito papeleo - dijo Cortez, tocando el hombro de su compañero e indicándole con un gesto que lo siguiese - Aunque estos suelen ser de los que más te gustan.

Ramírez siguió a su compañero, detrás de los arbustos hasta encontrar a la víctima. El cadáver se encontraba bajo un árbol, la cabeza apoyada contra el tronco. Era joven, parecía no tener más de unos veintitantos, su vestimenta rasgada por los huecos de bala y una barba candado. Cortez comenzó a examinar el cuerpo, observando minuciosamente las heridas y la posición en que se encontraba. 

Es extraño ¿Cómo termina un maldito bastardo en el medio de un parque con cincuenta balazos en el pecho? - pregunto Cortez mirando a Ramírez, el cual estaba apagando su cigarrillo.

No lo hace - respondió el detective a su compañero, tirando la colilla a un cesto cercano - Está claro que esta no es nuestra escena del crimen, la víctima no murió en este lugar. Solo termino aquí por el deseo del asesino, podría ser un mensaje incluso.

Eso daría sentido a estas marcas en el suelo - añadió Cortez señalando un pequeño surco en el suelo. - Aunque debo confirmarlo con el testimonio del testigo, no sabemos hasta qué punto el maldito jardinero comprometió la escena del crimen.

Estoy de acuerdo, encárgate de averiguar eso - ordeno Ramírez acercándose al cadáver - Revisare si tiene algo interesante en los bolsillos, tal vez nos dé un punto de partida.

Cortez asintió, volviendo hacia donde se encontraba el oficial. Por su parte, su compañero revisó el cadáver. Ramírez encontró una billetera en el bolsillo derecho una fotografía de la víctima con un anciano en traje, un recibo de una cafetería y un poco de dinero. Con toda esta información reunida, el detective se dirigió a reunirse con Cortez.

Ramírez vio que Cortez, este aun hablaba con el oficial. El detective asentía, mientras que el joven oficial le informaba sobre el testimonio del jardinero. Unos momentos después, Cortez se acercó a su compañero, el cual habia encendido su segundo cigarrillo y esperaba sentado pacientemente en una banca.

Infórmame en el camino, tenemos nuestra primera pista sólida. Café "El Solsticio" - dijo Ramírez tras levantarse y comenzar a dirigirse al auto.

Ambos detectives entraron al vehículo. El sonido tintineante de las llaves de Cortez, fue cubierto por el estruendo de un trueno. La lluvia golpeaba fuertemente el vehículo. Sin embargo, mojarse un poco siempre era parte del trabajo.

Detesto la lluvia - exclamo Cortez, arrancando el motor y acelerando para dirigirse al destino.

Nuestra victima aun portaba su billetera, el asesino claramente quería que cadáver pudiese ser encontrado - explico Ramírez mostrando la billetera a su compañero.

El jardinero afirmo encontrar el cadáver e informar a las autoridades posteriormente. Dijo que vio los pies sobresalir del arbusto y confesó moverlo al árbol, pero con la intención de ocultarlo y evitar generar caos en el parque - informó Cortez, mientras sacaba de su bolsillo un nuevo chicle - Esperemos que está condenada pista rinda frutos.

El viaje era relativamente lejano, lo suficiente como para que Ramírez terminase su cigarrillo. Las calles parecían haberse vaciado, era como si el destino hubiese facilitado el camino. Los detectives llegaron sin demasiados problemas. Se trataba de antigua cafetería en una esquina con un enorme cartel en el exterior, era el destino habitual de muchos mafiosos en la ciudad. Sin embargo, "El Solsticio" parecía un lugar extraño para que la víctima visitase sin una razón.

Cortez y Ramírez bajaron, entrando rápidamente al café. Dentro las mesas se encontraban en su mayoría vacías, el ambiente parecía muerto; una barra se alzaba en la esquina de la cafetería, donde una mujer rubia colocaba unas tazas. El único cliente era un hombre sentado con el diario en sus manos, fumando una pipa y con un té frente a él. Ramírez se dirigió hacia la cajera, y se sentó en uno de los banquillos que se alzaban frente a la barra.

¿No es muy temprano para estar buscando problemas? - pregunto la mujer, examinando de arriba a abajo a los detectives.

Soy el detective Ramírez, y este es mi compañero el detective Cortez. Tenemos unas preguntas acerca de un joven que vino a este lugar - respondió Ramírez.

¿Sabes la cantidad de niños que vienen aquí buscando unirse a la mafia? - dijo la mujer dándose la media vuelta y encendiendo una cafetera, para posteriormente preguntar - ¿Café?

Ramírez se limitó a asentir y espero pacientemente a que le sirviesen, mientras que Cortez se dirigió hacia los baños. La mujer colocó frente al detective una humeante taza de café, este tomo un sorbo y dejo la taza nuevamente frente a él. 

¿Acaso todos ellos terminan muertos en una plaza con cincuenta balas en el pecho? - cuestiono el detective, mostrando la foto a la mujer - Si ese fuese el caso, la mayor parte de las "Familias" estarían detrás de enormes barrotes.

Al ver la imagen, la mirada de la mujer cambió. El detective notó este cambio de actitud, estaba claro que la cajera sabía más de lo que afirmaba. Aunque se notaba que estaba aterrada, ya que segundos después de ver la foto comenzó a teclear en la caja. 

Si ha terminado de consumir su café, le pediré amablemente que se retire - exclamo la mujer. Se notaba cierto miedo y ansiedad en su voz, estaba claro que conocía a la víctima, pero no podía responder a más preguntas sin comprometerse. 

De acuerdo, terminare con mi bebida y en cuanto salga mi compañero nos iremos de aquí - afirmo Ramírez, agarrando el café y posteriormente bebiendo el resto de su contenido.

Al salir Cortez del baño, Ramírez dejo la taza sobre la barra y junto a ella un poco de dinero. Al levantarse del banquillo, el detective es detenido por la cajera que le extiende un papel.

No olvide su recibo - dijo la cajera extendiendo a un papel doblado, que colocaría en la mano de Ramírez, antes de volver detrás de la barra.

La persistencia de la lluvia, sorprendería al detective Ramírez. Sin embargo, solo será por un instante, unos pocos segundos al salir, y se dirigirse velozmente junto a Cortez al vehículo. Ambos se sentaron en el auto, en silencio el caso parecía más muerto que la propia víctima.

Ramírez se mantuvo en silencio, miró en dirección a la calle sin esperar mucho. La mafia no poseía a alguien a quien pudiese arrestar sin pruebas concretas, ni el apoyo de la comisaria entera. Golpeo furiosamente su puño contra la guantera, abriendo su mano para mirarse los nudillos. Dejo caer papel del recibo sobre la antigua alfombra del vehículo, este presentaba algo extraño en la parte superior izquierda. Lo agarro rápidamente y allí vio una dirección.

Parece que tenemos a donde ir, nuevamente Cortez - afirmo Ramírez mostrando su descubrimiento a su compañero.

El complejo de casas rodantes "El Refugio", esta a unos kilómetros de aquí. Podemos llegar en media hora - respondió Cortez, comenzando a acelerar el vehículo.

El auto recorrería velozmente las calles hacia el destino. Pronto la carretera dejo de ser de asfalto y comenzó a tratarse de un camino de tierra, con varios pozos que sacudieron a ambos detectives. 

Finalmente llegarían a destino, pasando junto a varias casas rodantes, hasta detenerse frente una marcada como "RECEPCIÓN". La caseta era bastante antigua, las maderas del exterior estaban chuecas y la pintura estaba saltada. El único indicio de que estaba habitada era la música que salía del interior, un blues solitario que emanaba de una antigua radio. 

Los detectives descendieron de su vehículo, en dirección al lugar donde golpearían contra la madera. Ramírez noto que la puerta no se encontraba asegurada, ya que tras unos golpes se abrió levemente. La música seguía resonando, pero el interior parecía particularmente vacío. Al mirar detrás de la puerta el detective descubriría a la segunda victima, el hombre se encontraba en el sillón de su salón con varios balazos en el pecho. Su brazo colgaba de costado del sillón, con una lata de cerveza en su mano que había manchado todo el suelo. 

Esto es reciente, iré a ver el exterior. Encárgate de la escena del crimen y si encuentras algo útil sobre nuestra primera victima, me avisas - dijo Cortez, antes de retirarse dejando a Ramírez solo en la escena del crimen.

El lugar parecía verse bastante desordenado, los cajones se encontraban abiertos y algunos papeles estaban por el suelo esparcidos. Registros de alquiler y de servicios, pagados y otros vencidos. Ramírez se dedico a revisarlos en busca de algún indicio de que había ocurrido, sin embargo parecía no haber nada importante, hasta que el detective noto que el otro brazo de la segunda victima se encontraba cerrado. El detective lentamente abrió la mano del cadáver, en ella un pequeño papel envuelto cayo y rodo por el suelo; bajo para recoger la única pista que dejaba la escena del crimen. Los datos de un residente, este joven se parecía bastante al de la fotografía. 

El exterior continuaba nublado, Ramírez decidió salir para informarle a Cortez sobre su descubrimiento. Su compañero se encontraba detrás de la casa rodante, revisando unas marcas en el suelo. 

Encontré algo interesante, la segunda victima intentaba proteger esto - afirmo Ramírez extendiéndole el papel a Cortez. 

Es un registro de propiedad. Esta a nombre de un tal Giovanni Reggiani, el actual de un dueño de la casa rodante numero 6 - indico Cortez leyendo el documento con detenimiento. - ¿Crees que es una pista solida para investigarla?

Es lo único que tenemos - exclamo Ramírez mostrando la fotografía de la primer victima - El parecido es innegable, ambos crímenes podrían estar relacionados y la única forma de descartar dudas seria revisarlo.

Cortez observo nuevamente el documento y la fotografía, unos momentos después le devolvió las cosas a su compañero. Ramírez doblo los documentos y la fotografía, guardándolo en su campera. 

Dirígete a la casa rodante numero 6, iré en cuanto fotografié la escena del crimen y comunique a los superiores sobre la segunda victima - dijo Cortez mientras sacaba un chicle de menta de sus bolsillos.

Antes de continuar con el pedido de su compañero, Ramírez busco en el interior de la recepción la copia de la llave que abriría la casa rodante numero 6. El detective la encontró en el cajón de las llaves fácilmente, un llavero con una etiqueta plástica con el numero 6 en esta. Al salir comenzó a dirigirse hacia el domicilio, el barro cubría las calles y el pasto. Ramírez maldijo no haber traído su botas y arruinar su calzado comprado recientemente, el lodo le recubría cual concreto fresco puesto en el suelo. Al llegar vería una casa rodante blanca y verde bastante nueva, a comparación de la recepción parecía ser un domicilio bastante cuidado y ordenado. Bellas plantas en macetas de plástico colgaban de la ventana, aunque algo de barro desbordaban y recorría las macetas.

Ramírez subió las escaleras y se sentó unos segundos en el porche para limpiar bien sus zapatos con un trapo que encontró en el exterior, esto parecía reemplazar a una alfombra por lo cual el detective no se preocupo. Una vez que tuvo los zapatos en condiciones, el detective coloco las llaves en la puerta y la abrió lentamente. El interior se veía ordenado, lo cual parecía indicar que la persona que vivía allí no estaba preocupada por nada y su vida parecía estar con su curso normal. Los muebles y el suelo se encontraban lustrados, extrañamente bien cuidados algo interesante porque parecía actividad reciente cosa que no había sido realizada por el dueño de la casa, al este estar muerto hace ya varias horas.

A pesar de estos detalles, algo mas importante le llama la atención a Ramírez, el cual rápidamente busca la evidencia para observarla con detenimiento. Se trata de una foto de la victima junto con un anciano, es conocido en la ciudad como la cabeza de la "Famiglia Formagio". Este conocido agrupamiento es una de las dos grandes familias de la mafia italiana que habitan en Nomaria.

¿Qué demonios tendrá que ver la victima con los Formagio? - pensó Ramírez, mientras observaba mas cerca la fotografía. 

Mientras Ramirez revisaba la fotografía, Cortez llegó con la cámara en mano y listo para continuar con el trabajo.

Estamos ante un caso demasiado complejo,  para mi gusto - afirmo Cortez comenzando a caminar en dirección a la habitación de la victima - Déjame ver el cuarto a ver si encuentro algo divertido. ¿Te jode revisar la cocina?

Bueno, me encargo de eso y la entrada, pero te toca el baño por gil - respondió Ramírez entrando a la cocina. 

Que cagada boludo - exclamo entre risas Cortez abriendo la puerta de la habitación y comenzando a revisarla. 

La cocina estaba hecha un asco, platos sucios y apilados en la bacha con moscas rondando sobre un pequeño charco de agua. El grifo perdía al ritmo de una marcha militar, que recordaba a Ramírez de tiempos oscuros; por lo cual el detective cerro rápidamente la canilla con una servilleta para no dejar sus huellas en la habitación. Permitiéndole acercarse mas a la bacha y observar algo con detenimiento que había pasado por alto, en esta habían varios platos. Al menos cuatro personas habían comido en esa casa, ya que a pesar de haber varios platos y vasos solo había una fuente de lasaña para lavar. 

Una cena familiar... ¿Pero quienes cenaron? - pensó observando detenidamente la cocina en búsqueda de mas indicios. 

La heladera estaba llena de imanes de lugares de comida, entre ellos el teléfono de "El Solsticio" con una estrella al lado del numero. El detective lo saco de la heladera, tras revisar el vacío interior de esta, y se fue nuevamente a la entrada para observar que mas había en la primera habitación. 

Ignorando la suciedad de la entrada con el barro de sus zapatillas, se notaba que la entrada de la casa rodante estaba bastante abandonada. Botellas de cerveza y bolsas de papas fritas tiradas por el suelo, permitiendo que se forme una pequeña villa de cucarachas y ratas; jugando a la supervivencia del mas apto con los gatos del complejo. Ramírez decidió que era demasiado tiempo sin prenderse un cigarrillo, pero antes volvió a revisar la cocina no seria divertido volar por los aires. Como no estaba seguro decidió salir y encenderlo a unos cuantos pasos de la casa rodante. 

Su compañero no tardo en salir, este salió verdaderamente asqueado y a punto de vomitar. Se tomo un segundo para aspirar el aire fresco y sacar un chicle de sus bolsillos, masticando furiosamente.

¿Algo de valor o que deje un indicio de quien mierda mato a este pendejo sucio? - pregunto Cortez, sin bajar la intensidad de su masticar hasta morderse la lengua y putear al aire.

Solo que tiene un vinculo con "El Solsticio", pero eso ya lo sabíamos - respondió Ramírez, tirando la ceniza con un simple movimiento y dando otra calada al cigarrillo - Asumo que este es el centro de la historia, deberíamos cuestionar a la rubia nuevamente.

Estoy de acuerdo, si no nos equivocamos nuestra victima no vivía solo hay productos en el baño de mujer y una mesita con maquillajes. Así que es probable que viviese con su novia o chonga en esta pocilga - confirmo Cortez escupiendo el chicle y enterrándolo en el barro - ¿Pero antes no deberíamos ver a los Formagio? Capaz dar nuestro pésame, si la victima era parte de la familia. Por como están las cosas se podría desatar una guerra de mafias en la ciudad y seria un peligro. 

Mierda es verdad, lo del bar puede esperar. Vamos a la Casa de los Quesos ahora mismo - ordeno Ramírez, cerrando velozmente la casa rodante y comenzando a dirigirse hacia el auto. 

Al subirse ambos al vehículo, aceleraron velozmente para dirigirse hacia la Casa de los Quesos. La mansión de los Formagio, que eran bastante literales al tener unos enormes hormas de queso de oro en las rejas de la entrada. Dentro los autos negros abundaban, junto con los hombres de la "Famiglia" con las Thompson como una especie de código de tradición. 

Los detectives no entraron directamente, ya que no seria conveniente para la diplomacia. Por eso el vehículo se detuvo unos metros frente a las rejas, que se alzaban frente a la Casa de los Quesos.

¿Qué se les ofrece a los oficiales acaso una compra fuera del horario laboral? - cuestiono el joven a cargo de la puerta apuntando con la Thompson a través de la reja. 

Tranquilo Tigre, preferiría que lo único que tenga huecos hoy sean los quesos de la reja - bromeo Cortez sonriente mientras sacaba un chicle y se apoyaba en una de las lámparas que iluminaba la calle. 

Cállate o te re cago a balazos - respondió el joven preparándose para disparar.

¿Tantos como le dieron a Giovanni o un par menos? - pregunto Ramirez encendiendo su cigarrillo y ofreciendo uno al joven - ¿O tal vez podemos hablar civilizadamente con el Don?

El joven mafioso cambio su expresión de furia a confusión y luego a preocupación. Justo entonces un mafioso con un moño rojo se acercó a la puerta y le bajo el arma lentamente al joven.

¿Acaso encontraron a Gio? - cuestiono el mafioso con moño - Ese niño lleva desaparecido bastante tiempo.

Si no fuera molestia preferiríamos discutir los detalles con Don Formagio, esta en el interés de la paz entre las "Famiglias" - insistió Ramírez guardando la caja y quitándose el cigarrillo de la boca para escupir una gran cantidad de humo.

Antes de que pudieran responder sonó un teléfono de los mafiosos y tras unos segundos les indicaron a los detectives que podían acceder a pie a la mansión. Ambos detectives vaciaron los cargadores de sus armas dejándolos en la guantera del auto. Tras cerrarlo, siguieron al mafioso con el moño que los guio hasta las rejas de horma, que se abrieron lentamente dejando ver a dos enormes mafiosos con traje y lentes negros. Ramirez continuo dándole pitadas a su cigarrillo, pasando entre ambos sin darles mucha importancia. Por su parte, Cortez siguió los pasos de su compañero, pero se detuvo junto a los gorilas que bajaron su mirada para observarlo. Un breve momento de tensión, pudo percibirse mientras el detective metía lentamente la mano en su bolsillo y sacaba una caja de chicles. 

Para pasar el rato, esto viene para largo - dijo Cortez dejando un chicle para cada uno de los mafiosos de lentes en sus bolsillos. - Disfrútenlos, puede que no tengan tiempo para hacerlo si no se resuelve este problema.

Cortez apuro el paso para aproximarse a su compañero que lo había dejado detrás. Ambos detectives comenzaron a caminar por una calle rodeada por arbustos, estos tenían algunas figuras de quesos podados. El mafioso con el moño guio a los detectives, hasta la entrada de la mansión, observando a los invitados del jefe de la "Famiglia" con cierto cuidado, pero manteniendo la compostura y siguiendo las ordenes sin hacer juicios. Al llegar a la entrada, les indico a los detectives que esperasen en la entrada con un gesto.

Volveré con brevedad - afirmo el mafioso, dándose la vuelta y dirigiéndose a la entrada de la mansión - Quiero confirmar donde se reunirán con el Don, para poder llevarlos a ese lugar sin generarle mas problemas a la Famiglia. 

Los detectives asintieron y se quedaron esperando, observando la enorme mansión que se alzaba frente a ellos. Tenia un diseño particular, pero no sorpresivo para ninguno de los detectives. La mansión se encontraba pintada en un color amarillento que simulaba la arena, sin embargo, al tener todas las ventanas con forma ovalada o circular, simulando un queso como ya era habitual en todo el predio. Pero la mansión exageraba estos aspectos, decoraciones con estandartes con quesos dentro de los mismos, una bandera de una porción de queso con huecos en esta, una fuente de oro con un queso dorado que chorreaba por sus huecos el agua y rosedales de rosas amarillas con pequeños cortes redondos que dejaban ver pequeños huecos en estos que dejaban ver hojitas amarillas. 

¿Cuándo crees que es mucho queso? - pregunto Cortez a su compañero, mientras masticaba su chicle y continuaba observando la extraña mansión.  

Ramirez inspiro y dio una pitada a su cigarrillo, dando una mirada al cielo y exhalando el humo que se elevaría en dirección a las banderas que se alzaban dos pisos por encima de los detectives. Aunque antes de poder responderle, el mafioso con el moño abrió la puerta y les indico con un gesto que entraran. 

Guarda ese pensamiento - replico Cortez siguiendo al mafioso hacia el interior.

Ramirez simplemente se limito a suspirar sacándose el cigarrillo de la boca y lanzando hacia el suelo para luego pisarlo. El detective siguió a su compañero hacia el interior de la casa de la Famiglia Formagio, cerrando la puerta detrás de él.

En la entrada se observa una enorme mesa redonda con algunos detalles circulares, y un enorme florero con bellas azucenas blancas decorando el centro del hall, con escaleras semicirculares. El interior de la mansión tiene varios detalles en oro y madera, sin embargo, lo que mas llama la atención son los cuadros que cuelgan junto a las escaleras. En estos, podemos ver varios de los lideres de la Famiglia del pasado, todos poseen una pequeña inscripción debajo que refieren a los nombres de los "Dones": Don Pategras, Don Reggianito, Don Gouda.

El Don Provolone los vera en su oficina - dijo el mafioso con el moño, girándose hacia las escaleras - Por favor, síganme y no se distraigan. 

Ambos detectives siguieron al mafioso con moño, subiendo las escaleras y girando hacia la derecha. Llegarían a un pasillo, por el que caminarían lentamente hasta llegar a la oficina del líder de la Famiglia Formagio.  Al llegar a la puerta, se podía observar una inscripción que decía "Uffichio di Formagi". El mafioso con el moño dio dos golpes, y espero a la respuesta del interior.

Avanti - afirmo una voz proveniente del interior.


R.A.MONSERRAT





 

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