El viaje (INCOMPLETO)
El reloj marcaba las 10:30 pm. Eduardo se encontraba revoleando su última remera en el equipaje, mientras el noticiero sonaba. Estaba todo listo, para visitar a su familia en el Sur. El frio que el imaginaba que se encontraría, lo llevo a cargar sus valijas con varios buzos y camperas. Finalizado todo lo único que faltaba era que su amigo Juan lo pasara a buscar y lo llevase al aeropuerto. Relojeo nuevamente la hora, eran las 10:32 pm. Comenzó a caminar frente a la puerta para calmar sus nervios, los vuelos que le tomarían 16 horas de Madrid a Bariloche, lo que no le entretenían demasiado. Eduardo se puso mas ansioso por la noticia que vio en el televisor, así que lo apago y decidió encenderse un cigarrillo, para pasar el rato.
La bocina sonó, mientras el madrileño que vestía la camiseta de Cristiano Ronaldo gritaba desde el taxi.
Vamos tío, que llego tarde al partido joder - exclamo Juan golpeando el claxon.
Eduardo lanzo la colilla de su cigarrillo en una bolsa que saco y tiro en el tacho fuera de su casa. Tras cerrar la puerta acerco sus dos maletas y las cargo detrás en el baúl cerrándolo con fuerza, para luego subirse rápidamente en el auto.
Arranca entonces - replico Eduardo tras cerrar la puerta del taxi, golpeándola en el proceso. Juan piso el acelerador a fondo, y salieron rápidamente hacia la avenida.
El auto avanzo bastante veloz por las calles de Madrid, pero al subir a la autopista se encontraron con un problema. Los vehículos andaban a paso de hombre, probablemente por un accidente que había ocurrido a unos metros mas adelante. Juan encendió un cigarrillo y comenzó a lanzar humo, mientras intentaba sintonizar la radio.
Coño de la madre, esta chatarra no funciona - dijo Juan, golpeando la radio enfurecido.
El partido es dentro de 3 horas y después de que me dejes lo resolves con tiempo - afirmo Eduardo.
Juan finalmente logro sintonizar la radio relajándose un poco, hasta que un auto se cruzo en su camino. El taxista golpeo fuertemente la bocina y se quejo sacando la mano con el cigarrillo. El auto delante simplemente continuo avanzando. Eduardo estaba acostumbrado a que Juan detestase manejar, sin embargo no tenia otra opción de trabajo y tampoco tiempo para buscarlo. En la radio sonaba trap español a un alto volumen, pero Juan lo bajaría iniciando conversación con su pasajero.
Es extraño que el chino te dejase tomarte vacaciones, creí que ese hombre no te dejaba ni salir de Madrid con tanto trabajo - cuestiono Juan apagando su cigarrillo.
Eduardo se paralizo por unos momentos, con cierto nerviosismo bajo la ventanilla del auto, girando la palanca al costado de la puerta hasta dejarla completamente abierta. Luego encendió un cigarrillo y le dio varias pitadas.
Digamos que ya no trabajo para el chino, encontré otra forma de empleo - explico Eduardo lanzando el humo por la ventana.
¿Estuviste en el paro y no me avisaste? - pregunto el taxista furioso con su amigo y mirándolo incrédulo después de frenar detrás del vehículo de delante.
No, joder. Simplemente me decidí a ponerme en contacto con un nuevo empleador, y al llegar a un acuerdo me limite a presentarle la renuncia al chino - afirmo el pasajero, acomodándose en el asiento y dando otra pitada
Entonces ¿Cómo conseguiste vacaciones? Porque hace unos 3 meses estabas en la ferretería - dijo Juan rascándose la cabeza.
Eduardo dio una ultima pitada a su cigarrillo y lanzo la colilla por la ventana, acto seguido cerro la misma. Luego miro a Juan, con una mirada fulminante.
Estoy de viaje de negocios, y de paso visito a la familia - exclamo Eduardo cerrando el tema.
Juan decidió no cuestionar mas los motivos de su amigo, se limito a avanzar lentamente por el trafico hasta llegar al aeropuerto. Al llegar a Barajas, el taxi se estaciono frente a las partidas listo para dejar a su pasajero. Eduardo bajo rápidamente y se dirigió hacia el baúl del taxi sacando del mismo sus valijas. Torpemente las coloco en la vereda, y se acerco con estas hasta la ventana del taxi, sacando su billetera.
Con 30 euros ¿esta bien? - pregunto Eduardo estirando el dinero hacia su amigo.
Pero que dices tío, me debes unas cervezas cuando vuelvas de las vacaciones - replico entre risas Juan acomodándose la camiseta - Y ahora me voy que llego tarde al Bernabéu por tu culpa tío, me cago en la hostia.
Eduardo le sonrió a su amigo y asintió, sabiendo que era muy poco probable que cumpliese su promesa dada la actual circunstancia. Este vio como el taxista subía el volumen de su radio, y partía en dirección al estadio como cada semana que jugaba el Madrid de Local. Luego se dio media vuelta y se apresuro hacia el interior del aeropuerto. Acercándose hacia la recepción de Aerolíneas Argentinas listo para despachar su equipaje, Eduardo se encontraría con una situación desfavorable. Al llegar la intensa fila lo esperaba, alrededor de unos 200 pasajeros enfilados en camino hacia Buenos Aires. Eduardo decidió salir un momento y fumarse un último cigarrillo antes del viaje que termino rápidamente volviendo al interior del edificio. La hora marcaba las 11pm. y el vuelo salía a las 14, pensó que debía simplemente esperar y tolerar una de varias largas filas que le tocarían esperar, si quería dejar de llamar la atención. Las familias cuchicheaban frente a sus ojos, acostumbrados a que el proceso de subir su equipaje al avión tomaba bastante tiempo. Sin embargo, Eduardo se encontraba bastante ansioso y a pesar de que la fila avanzaba con relativa rapidez, deseaba iniciar su camino fuera de España lo antes posible.
El que sigue - exclamo la recepcionista finalmente llamando a Eduardo hacia el check-in.
Eduardo se acerco hacia la recepción, pero fue detenido por una mujer con un bebe en brazos que se colocaría frente a Eduardo.
Discúlpame, era mi turno - grito Eduardo ante la ignorancia de la mujer.
Eso no me interesa, soy la hija del piloto tengo derecho a pasar antes que usted - replico la señora acomodando a su niño y dándose la vuelta hacia la recepcionista - Espero que me den la fila de emergencia.
Eduardo decidió que no valía la pena y se acerco a otra de las recepciones que se libero unos momentos después. Dejando su valija grande sobre la balanza. De pronto, Eduardo noto como unas gotas de sangre recorrían el cierre del equipaje manchando la balanza, pero tras parpadear se percato de que se trataba su imaginación. Para su suerte pesaba lo justo y necesario para no pagar sobrepeso. Eduardo observo como su equipaje pasaba por la cinta, tras verla desaparecer en por el fondo, sintió un cierto alivio.
Esperamos que tenga un buen vuelo - afirmo la recepcionista devolviendo el pasaporte al viajero camino a ver a su familia.
Eduardo agradeció y rápidamente comenzó a caminar hacia la seguridad con su otra valija pequeña, pero se detuvo al pasar frente a un kiosco para comprar unos chicles.
Ya que no puedo fumar, por lo menos usare esto para calmar mis nervios - pensó este agarrando un paquete de 70 chicles y llevándolo a la caja. Al levantar la vista tras estirar el billete de 10 euros, noto que detrás de la cajera habían varios diarios que mostraban las noticias. Nuevamente la noticia de la televisión lo perseguía, esta vez en la tapa de los diarios.
Eduardo saco rápidamente un buzo de su valija pequeña, se lo coloco y avanzo hacia la seguridad. El hombre de seguridad extendió su mano y dijo algo que Eduardo no pudo oír. Sin embargo, estiro sus manos entregando su pasaporte y mostrando el pasaje sacado online desde el teléfono. El guardia le devolvió su pasaje tras mirarlo unos momentos dejándolo pasar.
El caos de la seguridad aun no terminaba, un par de guardias de seguridad se encontraban revisando las valijas de todos los viajeros. Tras una media hora, Eduardo acomoda su valija y zapatos en una caja para ser revisados por los rayos X. Al terminar de colocar sus cosas Eduardo, paso por el detector de metales y la alarma salto sorprendiéndolo. Un policía observo Eduardo que se había quedado paralizado.
Señor debe quitarse el cinturón antes de pasar por el detector de metales - ordeno el policía del otro lado del mismo.
Eduardo rápidamente se lo quito y lo coloco en otra caja, antes de intentar pasar nuevamente por el detector de metales. Esta vez nada paso y tras unos momentos esperando que el cinturón. La mujer de seguridad aeroportuaria observaba el equipaje a mucho detalle y movieron el de Eduardo a una inspección más profunda. Eduardo sintió escalofríos en su cuerpo, lo habían descubierto y era hora de pagar por su crimen.
Señor acérquese - ordeno un joven de unos veintitantos listo para revisar su equipaje. Eduardo se acercó, y el joven señaló la valija indicando - Abra esto quiero revisarlo.
Eduardo estiro su mano y tiro lentamente del cierre hasta abrir su equipaje, levantando luego la tapa y abriendo su equipaje dejando ver el interior. Eduardo vio en su valija las herramientas de la ferretería por un momento, junto con la cabeza degollada del muerto, pero tras parpadear noto que se trataba de unos calzoncillos con llaves inglesas dibujadas y una remera con un zombie degollado estampado sobre el frente de esta. El joven comenzó a rebuscar en el interior de la maleta, hasta encontrar algo. La expresión del guardia mostraba su descubrimiento y cierta preocupación.
Sabe que no esta permitido llevar botellas de más de 500 mililitros abordo - afirmo el joven sacando un desodorante y colocándolo en la mesa - Tendré que confiscárselo, por lo demás no hay problemas puede cerrar su maleta.
Eduardo suspiro aliviado y utilizo su mano para golpearse la frente.
Lo siento, el apuro de visitar a la familia me ha llevado a despistarme - replico el hombre cerrando su equipaje y acomodándose rápidamente el cinturón.
El de joven de seguridad se extraño de la actitud del hombre, pero lo atribuyo al apuro y distracción natural, siguiendo con su trabajo habitual y colocando el desodorante en el cajón de los confiscados.
Eduardo siguió su camino hacia migraciones viendo como frente a él, se alzaba una enorme fila de pasajeros, obligándolos a pararse detrás del último. Su caminar se volvió lento y pesado, como si marchasen hacia la cárcel viendo sus últimos momentos de sol. Eduardo sentía que se encontraba andando, detrás de una fila de presos unidos por una cadena. Todos se dirigían al juzgado, donde el juez martillaba la mesa, dando así sentencia.
Siguiente - exclamo la chica del control migratorio.
Eduardo se acerco al mostrador y le paso a la muchacha su pasaporte. Esta observo dentro del mismo y levanto el sello marcando la documentación antes de devolvérselo al hombre.
Muerte - dijo la chica señalando el pasillo.
Perdón - replico confundido Eduardo, el cual sentía que su corazón se le salía del pecho.
Mucha suerte en sus viajes señor - afirmo la muchacha sonriéndole.
Eduardo asintió con la cabeza y continuo su camino hasta llegar frente a la puerta de embarque. Sacando su celular, Eduardo abrió WhatsApp y envió:
"Hola familia estoy en el aeropuerto llegare mañana para el almuerzo si todo sale bien"
No tuvo tiempo como para guardar el teléfono, dado que su hermana Lucila le respondió casi de inmediato:
"Buenisimooo, vamos a cenar en casa así venite para acá"
Eduardo replico con un pulgar arriba y guardo el teléfono. El abordaje fue unos momentos después y Eduardo rápidamente se dirigió en camino al avión. Al llegar a la puerta fue recibido por la jefa de cabina, a la cual mostró su tarjeta de abordaje.
Celda F 16 - replico esta en tono militar.
Efectivamente para Eduardo el asiento F 16 sería su prisión por las próximas 12hrs. Al llegar a su asiento coloco su equipaje en su lugar y se sentó. Se ajusto el cinturón en intento de calmarse respirando lentamente agarro un chicle para comenzar a masticarlo. Su relajación no duraría mucho ya que una familia se sentaría en la fila 17 acomodándose con su bebe y dejando a su niño de 5 años en F17 justo detrás de Eduardo. El niño de 5 era caprichoso y comenzó a patear el asiento, mientras el bebe lloraba a todo pulmón. Eduardo se cuestiono si ese sería su castigo y si era el karma que le tocaría pagar. Para su buena fortuna esto solo duraría 3 horas, ya que luego la familia lograría calmarse y dormir.
Eduardo cerró los ojos y comenzó a recordar lo acontecido antes de iniciar el viaje.
El pedido era lógico, las horas extra que estaba poniendo debían ser pagas. El trabajo en negro no justificaba que lo trataran de pelotudo. Esa fue la razón por la cual fue a la ferretería, ese día que se decidió a pedir un salario mas justo. Al entrar el chino lo recibió de malas, una cosa llevó a la otra y el altercado comenzó.
No debía ocurrir eso esa simple pedido, porque siempre lo hacía difícil - pensó Eduardo tapando su cabeza y cerrando sus ojos para intentar dormirse en el asiento.
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